Ballobar 4.0. La crónica de un pueblo que no quiere desaparecer
Ballobar está hecho de su gente: poetas, pintores, lectores y comerciantes. Un pueblo donde las protagonistas son las mujeres que, además de trabajar, les queda energía para participar en el club de lectura, en el taller de costura tradicional y en un sinfín de actividades más. Ballobar está formado por personas emprendedoras con una mentalidad 4.0 que buscan herramientas actuales para solucionar los problemas que sufren como pueblo rural de Aragón. «Nuestra apuesta es vivir y trabajar allí, para esto debemos adecuarnos a los nuevos tiempos y por eso tenemos que hacer cosas diferentes», así de claro lo tiene Alegría Sanz, de Carnicería Alegría.

Ballobar
Como en muchos municipios de las zonas rurales están sufriendo una disminución de población sin precedentes y su mayor miedo es que acaben desapareciendo como pueblo. Es por eso que buscan diferentes soluciones y una de ellas puede ser un desarrollo turístico a su medida. Hace 30 años no veían el turismo como una necesidad porque la agricultura era su principal fuente económica, pero ahora ya no da dinero para todos. Alfredo Sanjuan, que lleva 20 años al frente de la finca “El Capitán” donde cultiva principalmente melocotones, nectarinas y paraguayos, hace este llamamiento: «Necesitamos gente que hable sobre el agricultor y sobre la agricultura, que muestre que damos puestos de trabajo al mundo rural y mantenemos el pueblo. Eso mucha gente no lo sabe». Ofrecen un buen producto, seguramente vendido por un precio menor de su valor real, y como declara María Pilar Calvo de Casa la Dominga: «los melocotones de Ballobar son los mejores de la Ribera del Cinca, son los que salen primero y los más gustosos».

Árboles frutales de la Finca "El Capitán"
Además de la agricultura, el tejido comercial es otro pilar importante de la economía del pueblo que las instituciones deben cuidar ya que como dice Bárbara, que tiene 19 años, «cuantos menos comercios haya, menos gente se querrá quedar en Ballobar y eso lo que hará es que el pueblo desaparezca. Eso sería una pena porque es un pueblo con mucha historia, que es bonito y que ha sido especial para tantas personas».
Mucha de su gente lo define como un pueblo donde se vive muy bien. Carmen Vallés, que regenta el estanco El Rol de Carmen, trabajaba en Fraga y cuando tuvo el segundo hijo vio que no le salía a cuenta hacer cuatro viajes al día en coche, así que cuando se enteró que traspasaban el estanco del pueblo se tiró a la piscina y compró la licencia, «estoy muy contenta, aunque trabajo de lunes a domingo, fiestas y festivos puedo dedicar tiempo a mi familia».
La casas de Ballobar junto al río Alcanadre
La actual alcaldesa, Ester Saló, también recalca varias veces que en Ballobar se vive muy bien y añade «es el pueblo de la comarca que tenemos más personas mayores y de edad más avanzada, por lo cual, demuestra que se vive muy bien, pero también demuestra que unos pocos años vamos a perder un porcentaje de población elevado». Desde el Ayuntamiento, conscientes de este problema, quieren emprender medidas para estabilizar el número de habitantes del municipio como potenciar puestos de trabajo femeninos. Aunque no les faltan ganas para solucionar esta situación, a veces se encuentran que no tienen los recursos necesarios para realizar acciones de más envergadura como instalar la fibra óptica o adecuar el río para aprovecharlo turísticamente.

Vistas de las ripas desde la confluencia de los ríos Alcanadre y Cinca
Te invito a visitar Ballobar y que te paseas por sus calles estrechas. Quizá notarás que te están observando porque entre ellos se conocen y detectaran en seguida que tú vienes de fuera. Te trataran bien, te lo aseguro. Además, si vas al restaurante Sapporo a comerte la paella que cocina Paco, harás que se sienta feliz porque a él le duele que «los visitantes solo se queden a dormir y no aprovechen el tejido comercial del pueblo». Y dice algo muy acertado «lo principal en este vida es abrir y no cerrar. Si abre una casa rural más en Ballobar es posible que haya más movimiento y eso es bueno para todos».

Foto antigua de la Plaza Loreto, muy cerca del Bar Sapporo
Paco habla de Casa Guzmán, una casa rural que ha traído aires de renovación y un poco de esperanza al pueblo. Davide Menini es quien está al cargo de la casa, y junto a su mujer María José, cuyos abuelos nacieron en el pueblo, compraron una casa antigua que han reformada siguiendo la arquitectura tradicional. Davide hace 20 años que conoce Ballobar y así lo define «es un pueblo que tiene encanto en una zona muy auténtica y sin filtro. Ballobar es tal como es, al natural». En Casa Guzmán ha conseguido crear espacios muy cuidados para que puedas disfrutar de un buen libro, de una buena charla y de una buena comida. Te aseguro que dormirás en el más profundo silencio y te despertarás con el canto de los pajarillos. Una casa rural pensada para pasar un fin de semana perfecto con la familia o con los amigos.

Uno de mis rincones favoritos en Casa Guzmán
Y te pido un favor, no subestimes a la gente de pueblo y menos a los ballobarinos y ballobarinas. Aunque siempre les han tratado de “pueblerinos”, María Eugenia Sanz comenta un poco enfadada que «ahora hay una revalorización de la zonas rurales, pero cuando nosotros éramos pequeños se nos decía que hablábamos mal, los de pueblo éramos muy tontos». Nada más lejos de la realidad, sino, ¿cómo fue que iniciaron hace 26 años un proyecto tan hermoso como es Leer juntos? Empezaron algunas madres con las profesoras para trabajar juntas los libros que leían los niños. Como dice Pili, maestra de la escuela, «El grupo Leer juntos en el colegio ha sido la manera para que los niños vean que la lectura no es algo solo del colegio, si no también que se da dentro de la familia». Algunas madres afirman que «los niños y niñas de Ballobar tienen una sensibilidad especial hacia los libros».

Biblioteca de Ballobar
Cuando los niños fueron creciendo, las madres empezaron a realizar tertulias alrededor de ensayos y novelas creando así el grupo de lectura de adultos. Rosa Berniz, la bibliotecaria, comenta que «las mujeres que nos reunimos tenemos diferentes estudios, edades y cultura, pero encontramos en la lectura un punto en común». Tertulias que les han permitido tener una mente más abierta y no juzgar a la gente simplemente por lo que piensa. Inés, integrante del club de lectura desde los inicios dice «la ideología depende de qué punto de vista se interprete. Si esa persona piensa así, es porque ha tenido toda esta vida detrás». Esta es la magia de los libros.

Pescados Manoli donde venden el libro "Por qué fui secretario de Durruti", de Jesús Arnal
La pasión por la lectura no solo se queda en la biblioteca o en la escuela, también se percibe en la calles de Ballobar donde se ven carteles que animan a compartir tu libro favorito, oyes alguna conversación al aire sobre «¿Cómo llevas la lectura de este mes?» o incluso encuentras un libro en el lugar menos pensado. En Pescados Manoli, entre pescado, fruta y caramelos se esconde el libro Por qué fui secretario de Durruti de Jesús Arnal, un cura de Ballobar que cuenta en primera persona la experiencia de estar cerca de Durruti durante la guerra civil española. En la zona de los Monegros fue donde se instaló la Columna Durruti, y Ballobar, como pueblo limítrofe, fue un lugar que vio pasar oficiales que iban a la Taberna La Calama, «mi abuela, La Calama, abría de noche y de día» como afirma María Isabel, la nieta de quien regentaba esta antigua taberna y que ahora es un espacio cerrado que guarda un montón de historias.

La Calama en la antigua taberna. María Isabel tiene este recorte en el supermercado que regenta
La mayoría son negocios históricos y sus propietarios están orgullosos de su pasado, pero que muchos de ellos no tendrán quien se ocupe una vez se jubilen. Es el caso de Casa Manolo, donde Josefina tiene colgada una foto de su marido Manolo al frente de la tienda, que según cuentan, era toda una institución en el pueblo y la tienda era el lugar de reunión de los domingos. Reyes, la hija de Josefina, cuenta que «el abuelo de esta casa fue el primer que tuvo furgoneta en el pueblo y hacían trueque: se llevaban los huevos para Lérida y de allí cogían el bacalao u otras cosas que se necesitaban en el pueblo». Ahora que casi todos tienen coche, es normal que las grandes compras las hagan en Fraga o en Lérida, pero como bien dice Paco «me gusta ver que a las 8 de la mañana la gente va a las panaderías, así somos participes de que sobreviva el comercio local. Todos sabemos que en Fraga encuentras tres barras por 1 euro, pero si no se consume en el pueblo el panadero va a tener que cerrar».

Panadería Albacar
Así que te invito que vayas hasta la calle del Horno y entres a la panadería Albacar para encargar Cacambós a María José y su sobrino Carlos. Es una torta dulce típica de semana santa que está rellena con un huevo duro con cáscara y un trozo de longaniza. Otro producto típico son los farinosos o los empanadones que pueden ser de chocolate, manzana o calabaza. Cómpralos para compartir con tu familia y tus amigos cuando regreses del viaje y les cuentes qué bien has estado en Ballobar.

Cacambós y farinosos en el horno de la Panadería Albacar
No es la única panadería que encontrarás en el pueblo. Si bajas unos metros más abajo está la panadería Marcelina donde te recibirán Loreto y Beatriz, la segunda y tercera generación respectivamente de mujeres al cargo del negocio. Compra el pan de flor y pregúntales por el pan bendito; que te expliquen cómo lo elaboraban años atrás. Cuentan que «las mujeres que querían participar en la fiesta tenían que poner los huevos, unas los iban a buscar y las otras se quedaban en la panadería batiendo». ¡Imagínate los huevos que tenían que batir para elaborar este bizcocho cubierto de merengue!

Pan Bendito
Esta tradición tenía lugar durante la fiesta mayor y los quintos de aquel año iban a bendecir el pan a la Iglesia de la Asunción, la cual no está muy lejos de la calle del Horno y que te invito a visitar. Si miras hacia el campanario, verás las cigüeñas, que por si no te has fijado aún, ellas también te han estado observando durante el paseo.

Cigüeña en el campanario de la Iglesia de la Asunción
¿Te ha entrado hambre? No te preocupes porque en Ballobar no te faltarán lugares donde degustar los productos locales. En el bar restaurante Alcanadre te recibirá Pili con un plato típico: bolas, tomates secos, longaniza y un huevo. En el restaurante Aries 2, Juanjo te cocinará un ternasco con patatas que te vas a chupar los dedos. O si prefieres tapear, ve hasta el bar el Arranque, allí María José te ofrecerá tapas originales y riquísima acompañadas con el vermut de la casa.

Comida que ofrecen los restaurantes en Ballobar
Estos restaurantes utilizan los productos de las huertas del pueblo y que encontrarás junto a los árboles frutales mientras sigues el camino del río Alcanadre hasta llegar a la confluencia con el río Cinca. De vuelta al pueblo, no te olvides de captar una las panorámicas más bonitas de Ballobar, con el puente romano, las ripas que protegen el pueblo y a lo alto la Ermita de San Juan.

Panorámica de Ballobar
Sube a la ermita de San Juan, desde allí podrás divisar el vuelo de las cigüeñas, el entramado de calles, los tejados coloridos y los ríos Alcanadre y Cinca. Y aún más importante, si te quedas un rato observando, empezaras a visualizar una red casi invisible que une a todos los habitantes. En ese preciso momento de aparente tranquilidad de vida de pueblo, en las peluquerías de María José y Pilar comentarán los últimos acontecimientos ocurridos en Ballobar; Nacho de la gasolinera Bernad y Alegría estarán en la clase de yoga; Pilar de Ca la Dominga asesorando a una vecina que no sabe qué regalar a un ballobarino recién nacido; Yolanda, la farmacéutica, ayudando a un abuelo que no tiene claro qué medicamento le ha dado el médico; y Rosa la bibliotecaria, aprovechando que hace un recado, llevará unos libros a casa de alguien que no puede desplazarse hasta la biblioteca.

Vistas de Ballobar desde la ermita de San Juan
Así es Ballobar. Hecho de personas arraigadas a su tierra, orgullosas de lo que tienen y con ganas de ponerlo en valor para no desaparecer como pueblo. Como dice el poeta ballobarino Joaquin de Foj:
“Ballobar es una villa
Con un encanto especial,
Y por sus calles y sus plazas
Puedes correr o pasear,
Ballobar tiene una ley
Que es muy grata respetar
Ni está prohibido reír,
Ni está prohibido cantar,
Y sus casas y sus plazas,
Siempre limpias las veras.”

Ermita de San Juan
Descubrí Ballobar de la mano de Alegría Sanz y Davide Menini. Organizaron una aventura blogger 4.0 en la que implicaron a los comercios y a muchos habitantes del pueblo. Gracias a todos por aportarnos vuestro tiempo y vuestras vivencias.
Esta aventura fue compartida con otros comunicadores y fotógrafos que han aportado su visión de Ballobar. Donde vamos Eva ha hecho un reportaje sobre Casa Guzmán; Babilona's Travel ha escrito sobre Leer Juntos; Planeta Dúnia ha relatado paso a paso todo lo que hicimos durante el fin de semana, Revista Q Travel ha resumido de maravilla todo lo que puedes ver en Ballobar y Anibal Trejo fue nuestro fotógrafo.
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Hola
Me ha encantado vuestro pueblo. La forma con la que lo describís en este blog, es bien atractiva. Dan ganas de pasar por allí, y comerse esa paella o esas tapas que pon[eis en las fotos. La historia de la taberna y su relacion con Durriti tambien resulta bien interesante. Este verano cuando vaya a España, haré algo de tiempo para visitaros, y también, de paso, algunas otras zonas de los Monegros, que me parece una tierra distinta, muy diferente a cualquier otra.
Hola Teresa, gracias por leer el artículo y dejar un comentario. Seguro que en Ballobar estarán muy contentos que te pases por allí a visitarlos. ¡Ya me cuentas tu experiencia! Un abrazo. Cristina.