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05/06/2020 by [post_author_posts_link_outside_loop] 1 comentario

Un viaje al interior de los árboles

Los libros son una herramienta muy potente para aprender, reflexionar e incluso para viajar sin movernos de un lugar. Siempre siento una especie de emoción cuando empiezo un libro y más cuando lo he escogido a consciencia. De El clamor de los bosques me llamó la atención la frase de la contraportada que dice así: Si lo árboles pudieran hablar, ¿qué nos dirían? La sinopsis aún me cautivó más porque la novela trata de la historia de un grupo de personas que sin conocerse entre sí se reúnen en una última batalla para salvar los pocos acres de bosque virgen que quedan en el continente.  Así que estaba segura que las 600 páginas del libro valdrían la pena.

Aunque empecé el libro muy ilusionada, no había manera de leer más de dos páginas seguidas. Me daba pena dejarlo porque sabía que algo bueno encontraría, pero al final desistí con miedo a cogerle manía. Pensé… ya encontraré el momento. Y así fue. Llegó el confinamiento, lo recuperé y empezó la magia. Los personajes cobraron vida en mi mente, en todos encontraba algo con lo que me sentía identificada, empecé a devorar el libro, a releer párrafos, a marcar las páginas… Incluso me vi formando parte de la guerrilla pacífica para proteger los últimos bosques maduros de América del Norte.

Me fascinó el personaje de Patricia Westerford, una científica que descubre cómo se comunican los árboles entre sí creando sus propias relaciones. Donde ella ve un árbol maduro alimentado a sus árboles hijos, otros solo ven seres inanimados de los que obtener beneficios económicos; donde ella ve seres con quien compartimos el mundo, otros ven como se arruina el progreso protegiendo “madera muerta”. Hay un momento del libro que Patricia dice: lo que haces con un árbol debe ser al menos tan milagroso como lo que acabas de cortar.

El título original del libro en inglés es Should Trees Have Standing? (¿Deberían tener estatus los árboles?). En cambio en español lo han traducido como El clamor de los bosques. Si buscamos “clamor” en la RAE encontramos: Grito o voz que se profiere con vigor y esfuerzo o Voz lastimosa que indica aflicción o pasión de ánimo. Es decir, algo muy doloroso. ¿Los árboles nos están pidiendo a gritos que los dejemos en paz? ¿Qué derecho tenemos nosotros sobre ellos? ¿Deberían tener sus propios derechos? ¿Deberíamos protegerlos como se merecen? Todas esas preguntas revoloteaban por mi cabeza.

Así que al acabar el libro busqué información sobre la comunicación entre árboles y encontré la ecóloga canadiense Suszanne Simard, que podría haber sido perfectamente Patricia Westerford. Suszanne descubrió la conexión subterránea de los árboles a través de una simbiosis de las raíces con hongos y la denominó el “wood-wide web”. De hecho, a través de esta conexión no solo transportan alimento, si no también, se transmiten señales de alerta. De alguna manera, los bosques se vuelven conscientes.

Buscando más información encontré el libro La vida secreta de los árboles de Peter Wohlleben. Peter es ingeniero forestal y escribió el libro basándose en sus propios conocimientos y observaciones, así como los descubrimientos científicos de Suszanne Simard. Según él, los árboles tienen memoria, nutren a sus árboles bebés e incluso cooperan entre ellos cuando lo necesitan.

Este viaje al interior de los árboles me hizo pensar que nos hemos creído más listos que nuestra maestra, la naturaleza, y esto nos está trayendo problemas como el agotamiento de recursos básicos para la vida. Vivimos en un planeta finito y en cambio, nos han hecho creer que lo seres humanos somos superiores y que podemos controlarlo todo. Nos hemos convertido en seres inanimados que en nombre el progreso competimos entre nosotros para llevar la última tendencia en moda, tener la versión más nueva de teléfono móvil, viajar lo más lejos posible y ganar más dinero que el vecino.

¿Cuándo nos daremos cuenta que no se trata de competir sino de buscar aliados? Y nuestro primer aliado debe ser el medio ambiente, donde encontramos todos los recursos que necesitamos para vivir. Quizá el progreso no es solo un poco más… sino poder decir con esto es suficiente y plantear el decrecimiento global para vivir todos mejor. Creo que necesitamos reconectarnos con la naturaleza, volver a aprender de ella y ver que somos parte de un sistema. En definitiva, desaprender modelos instaurados para volver a la cooperación.

Archivado en:ecotourism, Libros, Turismo Sostenible Etiquetado con:bosques, el clamor de los bosques, Medio Ambiente, Naturaleza, Peter Wohlleben, progreso, Suszanne Simard

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Laura Camón dice

    13/06/2020 en 11:44

    Molta raó, vivim al nostre ritme, sense creure que som un tot amb la natura i els animals. Els humans ho desfem pensant que és per el nostre benefici i estem matan la terra.

    Responder

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